La busqueda de la otra alma Pierrakos Eva


Busquemos primero el elemento principal de la fuerza erótica. Al analizarlo descubrimos que es la aventura, la búsqueda del conocimiento de la otra alma. Este deseo vive en todo espíritu creado pues la fuerza vital inherente a la existencia tiene que sacar de su aislamiento a la entidad en cuestión. El eros fortalece la curiosidad de conocer al otro ser. Y vivirá mientras exista algo nuevo para descubrir en la otra alma, mientras uno sea capaz de revelarse.

En el momento en que piensas que ya has descubierto todo lo que se puede encontrar y que has revelado todo lo que tienes para revelar, el eros se irá. Pero tu gran error consiste en creer que existe un limite para lo que un alma puede revelar de si misma, ya sea la tuya o la de otra persona. Sueles pensar que lo has descubierto todo una vez que llegas a cierto punto de descubrimiento o revelación superficial.

Entonces te instalas en una vida plácida y dejas de buscar.

El eros los ha llevado ahí gracias a su fuerte impacto. Pero después, su voluntad para continuar investigando las profundidades ilimitadas de la otra persona al tiempo que voluntariamente revelan y comparten su búsqueda interior es lo que determina si han usado al eros como puente hacia el amor.

Lo cual, a su vez siempre está determinado por su deseo de aprender a amar. Sólo si se actúa de este modo se puede mantener la chispa del eros en el amor y sólo así se puede seguir encontrando al otro dejándose encontrar a uno mismo.

No existe límite alguno, pues el alma no tiene fin y es eterna; no alcanza con una vida entera para lograrlo.

Nunca llegará el punto en el que conozcan a la otra alma completamente, sin que sean conocidos en su totalidad. El alma está viva nada que viva se mantiene estático, sino que tiene la capacidad de revelar capas cada vez un profundas. Además el alma está en un cambio constante y siendo algo espiritual, su naturaleza es el movimiento.

El espíritu significa vida y vida significa cambio. Dado que el alma espíritu, nunca se le puede conocer completamente. Si la gente tuviera la sabiduría necesaria para percatarse de esto, convertirían el matrimonio en el viaje maravilloso lleno de aventuras que debería ser, en vez de sólo dejarse llevar hasta donde la fuerza inicial del eros se los permite. Deberían usar esa fuerza inicial potente del eros como el primer empujón que les permita descubrir el impulso para seguir con sus propias fuerzas. Entonces habrán logrado introducir el eros dentro del amor verdadero en el matrimonio.

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